Concierto

Mario Prisuelos

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Segundo concierto del ciclo “Las otras artes en la música de compositores académicos”, programado por José Luis García del Busto y organizado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con la colaboración de la Fundación SGAE. El ciclo está basado en el discurso de ingreso de García del Busto en la Academia.

Intérprete

Mario Prisuelos, piano


Programa

Joaquín Turina, Fantasía cinematográfica

Tomás BretónLas Musas

Federico Moreno Torroba, Cuadro goyesco [Preludio, Fandango, Zapateado, Oriental, Jota]

Cristóbal Halffter, Contando una historia

Tomás Marco, Movilidad de la escultura (estreno absoluto)
  1. La Victoria de Samotracia sobrevuela la escalinata del Louvre
  2. Koré y Kuros junto a un Chac Mool
  3. Bernini coronado con el laurel de Daphne
  4. Viento de Chirino meciendo un Calder
  5. Pietà Rondanini
  6. Pájaros de Brancusi atraviesan huecos de Moore
  7. Paolina Borghese abandona el diván

Joaquín Turina, Contemplación
  1. Ante “La Anunciación” de Fra Angelico
  2. Ante “La Dama de Elche”
  3. Ante “Las lanzas” de Velázquez
Joaquín Turina (1882-1949), Fantasía cinematográfica

En su última etapa vital y creativa, Joaquín Turina mantuvo bastante relación con el nuevo y pujante séptimo arte. En marzo de 1945 compuso Linterna mágica, una serie de “impresiones para piano” que contiene materiales de las bandas sonoras que había compuesto para los films El abanderado (de Eusebio Fernández Ardavín) y Eugenia de Montijo (de José López Rubio). Y, en junio del mismo año, Turina dedicaría también al cine su penúltima composición pianística: la Fantasía cinematográfica, op. 103, obra dedicada a su amigo y colaborador Jesús García Leoz y en la que el material temático deriva de aquellas mismas películas.

Esta Fantasía cinematográfica no es una suite, pues se presenta en un solo trazo y en forma de rondó cuyo estribillo o tema recurrente es un aire de zortzico. La obra se inicia con un Allegro moderato que ilustra la entrada de los músicos en el estudio cinematográfico en el que se va a grabar la música; inmediatamente oímos por vez primera el zortzico, que señala la entrada del director de la orquesta (García Leoz) y que, en sucesivas apariciones, irá separando cinco breves escenas: Juegos en los jardines, Recepción de gala en el Madrid de 1808, Apasionamiento, Campo andaluz: toros y caballistas y Romanticismo.

Tomás Bretón (1850-1923), Las Musas

Obra menor, una pieza pianística del maestro Tomás Bretón que, aunque vagamente, tiene relación con el argumento de este ciclo de conciertos, pues se refiere a las Artes a través de sus musas. Las Musas se titula, en efecto, esta breve pieza de Bretón, sin fecha, cuyo manuscrito se conserva en la Biblioteca del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Y se subtitula Mazurka de concierto, lo que habla a las claras de su estilo: el que se dio en llamar “música de salón”. Propone una introducción Andantino que da paso al Tiempo de Mazurka en el que se desenvuelve esta obrita tan grata como intrascendente.

Federico Moreno Torroba (1891-1982), Cuadro goyesco

Moreno Torroba se interesó vivamente por Goya y ello se reflejó en varias de sus obras: en Cuadros, para orquesta, de 1919, evocó cuatro cuadros del Museo del Prado, los dos primeros de los cuales son de Goya: La era y El baile de San Antonio de la Florida. Y mucho tiempo después compondría Tres Nocturnos, para dos guitarras y orquesta, libremente inspirados en la oscuridad y en el brujerío de las Pinturas negras.

Sin embargo, el Cuadro goyesco, para piano, deeste concierto ofrece una referencia mucho más vaga, pues no recrea ninguna obra concreta del genial artista, sino que consiste en una típica suite española en cinco movimientos, titulados Preludio, Fandango, Zapateado, Oriental y Jota, en los que acaso cabe apuntar como señalamientos goyescos las presencias del Fandango (evocador de los ambientes tan bien recreados por Goya y Boccherini a finales del siglo XVIII) y la Jota (que remite al origen aragonés del pintor).

La obra ha permanecido prácticamente oculta durante mucho tiempo, de manera que su audición constituye casi un “estreno”.

Cristóbal Halffter (1930), Contando una historia

Se trata de una página pianística que fue la aportación de Halffter a un encargo colectivo hecho en 2013 a nueve importantes compositores del panorama internacional, consistente en la composición de piezas para piano que tendrían que serbreves y de dificultad moderada, para que pudieran ser interpretadas por jóvenes estudiantes y con la particularidad de que cada una de ellas debía estar relacionada con una obra concreta del Museo del Louvre.

La elección de Cristóbal Halffter recayó en la magistral pintura de Ghirlandaio titulada Retrato de anciano con su nieto. Su música, en correlación con tal obra pictórica, se titula Contando una historia y es un curso musical contrapuntístico que culmina en una batalla, clímax de la historieta (o “batallita”) que el viejo parece estar narrando a su nieto, quien le mira encandilado. Los esperanzados compases finales expresan la aspiración a que el niño no conozca batallas reales, pueda vivir en un mundo sin guerras…

La pieza de Halffter se estrena en España en este concierto. El estreno absoluto tuvo lugar en la Cité de la Musique de París, el 18 de junio de 2014, en versión de la jovencísima pianista Naima Carella.

Tomás Marco (1942), Movilidad de la escultura

Como viene siendo norma en Tomás Marco desde el inicio de su trayectoria, él mismo ofrece, junto a cada nueva composición, una “declaración de intenciones” que, en este caso, opera como perfectas notas al programa:

“Pese a haber dedicado no pocas obras a las artes visuales, la escultura apenas tenía presencia en mi catálogo compositivo, lo que intento subsanar en esta obra para piano compuesta a finales de 2014 y dedicada a Mario Prisuelos. Se trata de siete aproximaciones a la escultura, considerada habitualmente como algo que puede representar el movimiento, pero siempre, al menos hasta no hace mucho, como si ese movimiento estuviera congelado. Por el contrario, la temporalidad de la música hace que sea un arte casi exclusivamente móvil. De esta manera, propongo una ‘audición’ de la escultura a través de siete momentos muy especiales.

La Victoria de Samotracia sobrevuela la escalinata del Louvre muestra el anhelo de la Niké no sólo por dominar con su presencia la panorámica, sino también por intentar volar sobre ella, aunque las toneladas de piedra no pronostiquen un aterrizaje demasiado airoso. Como la Victoria es desde hace tiempo muy francesa, una leve cita de La Marsellesa restaura su dignidad a través de la broma.

En el segundo movimiento, la gracia primitiva de las Korés y los Kuros griegos preclásicos están cotejadas en este museo sonoro junto a la rotunda gravedad de un Chac Mool mexicano.

En el tercero encontramos una movilidad absoluta en esa Daphne que, perseguida por Apolo, se va convirtiendo en laurel para con él coronar a su asombroso hacedor, el joven e increíble Bernini.

Nada más cercano a un movimiento aprisionado que los vientos de Martín Chirino. Y ¿qué puede mecer mejor a un leve Calder que un recio viento de Chirino? Eso evoca la cuarta pieza.

Pietà Rondanini: no hace falta más comentario que el propio título para anunciar esta quinta pieza que trata de la desolación rugosa de este Miguel Ángel final.

En la sexta, los pájaros de Brancusi, estilizados, sedosos y deslizantes, encuentran su mejor pasaje en los huecos de los masivos Moore.

Para la séptima, miremos a esa Paolina Borghese, eternamente reclinada en un diván que desde siempre quisiera abandonar. También, como buena francesa de origen, lo hará con una leve cita de La Marsellesa.

Tal vez, la movilidad que apunta la escultura se pueda percibir mejor si, además de mirarla, la escuchamos”.

Hasta aquí el comentario del propio Tomás Marco. Subrayemos que la obra se ofrece como estreno absoluto en este concierto de la Academia.

Joaquín Turina (1882-1949), Contemplación

En 1944, unos meses antes de la Fantasía cinematográfica que abrió el presente recital, Turina compuso Contemplación, op. 99, “tres impresiones para piano” que editó con dedicatoria “al Marqués de Lozoya”, ilustre escritor, historiador y miembro de varias Academias, entre ellas ésta de San Fernando de la que fue director. Contemplación es un prototipo de lo que hemos buscado con este programa, pues las tres piezas que integran la obra se titulan Ante “La Anunciación” de Fra Angelico, Ante “La Dama de Elche” y Ante “Las Lanzas” de Velázquez.

La maravilla del Beato Angelico inspira a Turina una música delicada que, aunque se llene de luz en el clímax sonoro, es básicamente intimista y concluye bellamente en un pasaje pianissimo para el que Turina indica: “casi irreal y con expresión mística”.

La siguiente página se refiere a una escultura, el imponente busto íbero de la Dama de Elche. La pieza, encontrada a finales del siglo XIX, fue comprada en torno al año 1900 por el Museo del Louvre, donde estuvo expuesta alrededor de cuarenta años, pero España la recuperó en 1941; inicialmente se custodió en el Museo del Prado y con posterioridad se trasladó a su actual sede: el Museo Arqueológico Nacional. Es una música de tono austero, pero a la vez majestuoso y solemne como corresponde a la pieza escultórica evocada, y con cierta andadura de marcha en graves acordes que conducen a un imponente final fff [forte fortissimo fortississimo].

Por fin, Ante “Las lanzas” de Velázquezes una página en la que Turina cambia de manera de evocar la obra de arte, pues aquí, en lugar de reflejar una impresión personal vivida internamente, opta por el descriptivismo al narrar musicalmente una secuencia de situaciones que culmina en la escena de la Rendición de Breda que Velázquez pintó. Así, encontramos la descripción de El campo de batalla en un Allegro de planteamiento fugado sobre el que se apuntan los sones de Trompetas holandesas y luego de Trompetas españolas…, clima que pronto se remansa en un Andantino affettuoso con el que se subraya La Rendición. Un pasaje con efectos percutivos, indicado en la partitura “como tambores”, conduce a un final consistente en compases en tiempo Majestuoso, casi allegretto que Turina titula Las lanzas y con el que ya apunta directamente a la escena velazqueña, a la cual, como era de prever, dota de expresión exaltada y triunfal.

José Luis García del Busto
Nacido en Madrid, realiza sus estudios en el Real Conservatorio Superior de Música de su ciudad natal, concluyendo su formación en Viena bajo la dirección de Leonid Brumberg. Después se perfecciona en Madrid con Humberto Quagliata, continuando así la tradición pianística de grandes maestros como Alfred Cortot, Claudio Arrau o Arthur Rubinstein. Recibe también los consejos de Phillip Dyson, Andrzej Jasinski y Alicia de Larrocha.
 
Debuta a nivel internacional en el Festival de Piano de Feuchtwangen dentro del aclamado Musikzauber Franken en Alemania, donde la crítica elogia su gran talento y fuerte poder de comunicación. Desde entonces comienza una intensa actividad ya sea en recital, como solista de orquesta o en grupos de cámara, con debuts en salas de Viena, Milán, París, Londres, Florencia, Río de Janeiro, Nueva York, Miami, etc… Es invitado habitual en importantes festivales de toda Europa.
 
Ha realizado grabaciones discográficas y de radio con el sello Verso, Sonoris, RTVE y Hrvatski Croatian Radio entre otras. Dentro de su interés por mostrar programas innovadores presenta su producción Música española para piano: del Barroco al presente, CD grabado para el sello Verso y presentado en gira de conciertos por Centroamérica y Estados Unidos.
 
Es fundamental su firme compromiso con la creación musical de su tiempo difundiendo por todo el mundo obras, de las que a menudo es dedicatario, de compositores como David del Puerto, Jesús Torres, Jesús Rueda, Mario Carro, Alberto Carretero, Nuria Núñez, Jesús Navarro, etc., estrenándolas tanto en conciertos como en grabaciones y mereciendo especial mención las realizadas para Televisión Española. Miembro del dúo Studio Inverso y el grupo  Sequence Sax, ha colaborado con músicos como Guillermo Pastrana, Yulia Iglinova, José Franch-Ballester o el grupo Neopercusión.
 
Mario Prisuelos está considerado uno de los más relevantes pianistas de su generación, lo dice la crítica, lo demuestran sus conciertos y lo confirma su enorme actividad europea y americana. Recientemente ha realizado una extensa gira por Estados Unidos que le ha llevado a debutar en el Carnegie Hall de Nueva York, así como conciertos, entre otros, en el Auditorio Nacional de Madrid, el Ircam-Centro Pompidou de París o el Zagreb Music Academy.
 
Es requerido frecuentemente para dictar master-classes en diferentes centros docentes y universidades de Europa y América (Universidad de Princenton, Universidad William Patterson, Universidad Internacional de Florida, Universidad de Costa Rica, etc.).
 
Entre sus compromisos futuros le esperan su participación en el Berliner Klassik Sommer de Berlín, junto a la Berliner Camerata, bajo la batuta de Johannes Schläfli, su debut en Oriente, China y Japón y su participación como solista junto al Ensemble Modern en Tel-Aviv. Recientemente ha salido con gran éxito de crítica su última grabación, Visiones, con música de compositores españoles de la nueva generación, en una nueva colaboración con el sello Verso. En 2015 ha grabado Adalid: El piano romántico, en su primer cd con el sello Universal Music.
 

Información

  • Concierto organizado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con la colaboración de la Fundación SGAE
  • Programado por José Luis García del Busto Arregui
  • Salón de actos de la Real Academia de Bellas Artes, Alcalá 13, Madrid
  • Sábado 23 de mayo de 2015, 12:00 horas
  • Entrada libre y gratuita hasta completar aforo

Organizadores

     

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