Los documentos cartográficos que figuran dentro del fondo de los materiales especiales conservados en el Archivo-Biblioteca, conforman una colección, que aunque no muy extensa en número, sí es significativa por su contenido. La colección se compone de 614 documentos distribuidos en mapas geográficos, y planos de ciudades. Teniendo en cuenta el lugar de edición y su cronología tenemos principalmente mapas españoles de los siglos XVIII, XIX y XX, y franceses e italianos del siglo XVIII, siendo este último el grupo que presenta una mayor unidad de contenido. Esta unidad viene marcada además por su procedencia, constatada a partir de las investigaciones sobre las travesías del Grand Tour, el navío inglés Westmorland, y la valiosa carga de obras de arte que transportaba, cuando fue apresado por barcos franceses en 1778.1
En el barco viajaban obras de las más variadas manifestaciones artísticas además de joyas bibliográficas y colecciones de estampas y documentos cartográficos. Entre ellos estaba el grupo de mapas y planos italianos y franceses del siglo XVIII conservados entre nuestros fondos. Prácticamente todos llevan huellas de este viaje. En unos casos figuran los nombres de la persona a la que pertenecían, y en otros, la mayoría, figuran manuscritas a tinta las iniciales P. Y. con que fueron marcados junto con las estampas y libros que quedaron depositados en la Biblioteca, y descifradas como “presa inglesa”.
El conjunto de los mapas italianos se encuadra fundamentalmente en la segunda mitad del siglo XVIII. Desde el punto de vista del contenido presentan una temática muy en consonancia con las corrientes de pensamiento de la época: el gusto por la Antigüedad, la recuperación de los vestigios del pasado y el reencuentro con el mundo clásico son los temas representados. Mapas de la región de la Campania y del Golfo de Nápoles en el Sur de Italia, o la isla de Sicilia, en los que se describe la geografía clásica de la zona con las ciudades y centros de la Antigüedad; mapas en los que se describen los volcanes Vesubio y Etna con la historia de sus erupciones y sus consecuencias sobre importantes ciudades antiguas: como Pompeya y Herculano, cuyas ruinas se descubrieron durante la primera mitad del siglo; o planos de la Roma antigua con sus edificios y monumentos. Estos mapas y planos presentan una minuciosa elaboración con gran cantidad de datos, y adornados con numerosos elementos iconográficos y símbolos alusivos al mundo antiguo. Figuran también ejemplares que describen la geografía y la toponimia en el momento de su edición: planos de ciudades italianas como Florencia, Roma, Milán o Nápoles, muy historiados y en los que prima la representación de los monumentos y edificios singulares.
En cuanto a la elaboración técnica se refiere hay que situarlos dentro de las corrientes geográficas de la época, inmersas en el campo de los avances científicos, y en donde la cartografía llega a adquirir el rango de ciencia gracias al perfeccionamiento de los métodos y de los instrumentos de medición. Prolifera la creación de sociedades geográficas y de cuerpos de geógrafos e ingenieros militares, que canalizarán la actividad cartográfica, no solo desde los espacios científicos sino también desde la administración y el estado, y será en Francia donde esta actividad llegue a su máximo desarrollo. Todo ello se refleja en el pequeño grupo de los mapas y planos franceses del XVIII, con mapas generales de Europa, y de comarcas de Suiza y zonas limítrofes, en los que se resaltan especialmente las demarcaciones fronterizas, y varios planos de ciudades como París, Lyón, Orleáns, Nimes o Ginebra. Conservamos además entre nuestros fondos, y procedente también del Westmorland, un ejemplar del plano editado en París en 1697 sobre el proyecto del Canal de
Languedoc, a destacar por la complejidad y calidad de su elaboración y como testimonio de un ambicioso proyecto de ingeniería hidráulica desarrollado a finales del siglo XVII.
En estos parámetros científicos, intelectuales y artísticos se inscribe de igual modo la actividad cartográfica en España, donde también se desarrollan programas de orden interno que se ajustan a las connotaciones propias de nuestra cultura y nuestra geografía. Tenemos como resultado mapas y planos en los que además de la representación de los accidentes geográficos y la topografía del lugar, o las fronteras y límites territoriales, figuran muchos elementos alusivos a recursos agrarios o industriales, obras públicas, hidráulicas, edificaciones, caminos, sendas, aduanas, fortalezas, etc. Entre los españoles que conservamos del siglo XVIII son de destacar algunos ejemplares de mapas compuestos y editados por Tomás López sobre comarcas y provincias de España y del extranjero, el mapa del Reino de Aragón de Joan Baptista Lavaña aumentado, corregido y publicado en 1777 por Tomás Fermín de Lezaun, un llamativo mapa de la Isla de Mallorca de 1788, o planos de las ciudades monumentales de Sevilla y Granada.
Dentro del fondo del siglo XIX tenemos mapas de provincias y planos de capitales españolas, en los que se incluyen gran cantidad de índices, advertencias y explicaciones sobre su elaboración, así como relaciones de datos censales, estadísticos e históricos. Entre ellos destacan los ejemplares de Coello y Madoz sobre las provincias de Guipúzcoa (1848), Segovia (1849) y Navarra (1861) para el “Atlas de España y sus posesiones de ultramar”, serie también conocida como “Diccionario Geográfico Estadístico e Histórico”, o la Carta Geométrica de Galicia elaborada en 12 hojas por Domingo Fontán (1848). También algunos ejemplos de mapas temáticos: geológicos, históricos o arqueológicos.
Del siglo XX, con un fondo más disperso, conservamos varias hojas de distintas ediciones del Mapa Topográfico Nacional, entre 1875 y 1944, a través de las sucesivas etapas del Instituto Geográfico, o diversos mapas sobre las colonias en ultramar, señalizaciones marítimas, de carreteras, energía eléctrica, etc.
Presentamos a continuación el catálogo ordenado por signatura topográfica. Está compuesto por 122 registros que agrupan los 614 documentos cartográficos mencionados, teniendo en cuenta que algunos mapas están elaborados en varias hojas.
El proceso de catalogación seguido, está basado en las normas para la descripción de materiales cartográficos dentro las Reglas de Catalogación editadas por el Ministerio de Cultura, y a través del programa de gestión bibliotecaria Absys con el que trabajamos para la informatización de nuestros fondos.
Teresa Galiana Matesanz
1. El Westmorland : recuerdos del Grand Tour, (exposición: Murcia, Sevilla, Madrid, 2002-2003), comisario y ed. científica del catálogo José Mª Luzón Nogúe. Sevilla, Murcia, 2002. The English Prize: the capture of the Westmorland: an episode of the Grand Tour, (exhibition: Oxford, New Haven, 2012), edited by María Dolores Sánchez-Jauregui and Scott Wilcox. New Haven and London, 2012.