Academia

Homenaje a Alicia de Larrocha

en su 100 aniversario

Concierto

La gran pianista Alicia de Larrocha (1923-2009) recibe el homenaje de la Academia en el centenario de su nacimiento con un recital de piano ofrecido por su discípula y sucesora Marta Zabaleta.

Marta Zabaleta        piano

Programa


Antonio Soler (1729-1783)
Sonata en Do# menor

Antonio Soler (1729-1783)
Sonata en Fa# mayor

Isaac Albéniz (1860-1909)
El Albaicín [Iberia]

Isaac Albéniz (1860-1909)
Málaga [Iberia]

Alicia de Larrocha (1923-2009)
Ofrena [Pecados de juventud]

Alicia de Larrocha (1923-2009)
Burlesca [Pecados de juventud]

Enrique Granados (1867-1916)
Quejas o La maja y el ruiseñor [Goyescas]

Manuel de Falla (1876-1946)
Cuatro piezas españolas

  • Aragonesa
  • Cubana
  • Montañesa
  • Andaluza

Homenaje de la Academia a Alicia de Larrocha en el centenario de su nacimiento

El 23 de mayo de 1923, hace exactamente cien años, nacía en Barcelona la que estaba llamada a ser una de las (“uno de los”, podríamos decir, en genérico) mejores pianistas del siglo XX: Alicia de Larrocha. La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que la nombró en su día Académica Honoraria, celebra la efeméride del centenario con un recital a cargo de la pianista Marta Zabaleta, discípula de Alicia de Larrocha y sucesora suya al frente de la prestigiosa Academia Marshall, escuela pianística radicada en Barcelona, fundada por Enrique Granados cuando comenzaba el siglo XX y dirigida por él mismo hasta su trágica muerte. Le sucedió al frente de esta Academia pianística su discípulo Frank Marshall, de quien tomaría el nombre la institución; a Marshall le sucedió su discípula Alicia de Larrocha y, por designación de ésta, Marta Zabaleta tomó las riendas hasta el año 2021. Así pues, nadie tan indicado como Marta −discípula y sucesora de Alicia de Larrocha− para protagonizar este concierto que, como no podría ser de otra manera, presenta páginas del repertorio español que Alicia de Larrocha paseó con admirable constancia y magisterio por todo el mundo, y legó en modélicas grabaciones.

Del padre Soler, monje catalán iniciado en Montserrat, pero establecido en el monasterio del Escorial, escuchamos dos de sus abundantísimas Sonatas, muestra de una singular y atractiva personalidad creadora de raíces barrocas, aunque tocada por la elegancia del rococó y con acentos de españolidad que Federico Sopeña calificó de “pregoyescos”.

A continuación, el recital entra en el repertorio de la música nacionalista española para piano, con obras capitales de tres grandes maestros de tan brillante capítulo de nuestra historia musical: Albéniz, Granados y Falla. De Isaac Albéniz se ofrecen dos piezas de Iberia, obra maestra formada por doce piezas agrupadas en cuatro cuadernos. El Albaicín es la primera pieza del tercer cuaderno; música especialmente admirada por Debussy, esta página constituye uno de los mayores logros en cuanto a la captación desde el piano de la sonoridad de la guitarra y de algo más sutil: el embrujo de lo jondo. En cuando a Málaga, la primera pieza del cuarto cuaderno, es mucho menos difundida que la anterior, pero igualmente admirable en su curso extraordinariamente denso en el que alternan y se superponen ritmos de baile y retazos cantabile de copla.

El piano de Enrique Granados está representado por una de sus cimas: Quejas o La maja y el ruiseñor, perla de las Goyescas (álbum formado por siete obras) que suponen la principal aportación del maestro al repertorio. La pieza evoca el romántico diálogo de la maja con un ruiseñor cantarín al que hace confidente de sus anhelos amorosos.

Termina el recital con las Cuatro piezas españolas de Manuel de Falla, obra que, en la primera madurez del compositor (aún vivían Albéniz y Granados cuando las compuso), muestran inequívocos rasgos de personalidad propia, lo que es compatible con la voluntad de continuidad que había en Falla: es significativo que estén dedicadas a Isaac Albéniz. Falla, gaditano y andaluz profundo, reserva para la pieza final la referencia a su Andalucía, pero no sin antes haber paseado por Aragón, la Cuba hispana y la montaña de Cantabria.

Desde hace unos años, Marta Zabaleta tributa su íntimo homenaje a Alicia de Larrocha recuperando y dando a conocer composiciones juveniles de la gran maestra, seguramente escritas más para sí misma que con ánimo de que trascendieran, y que se han publicado bajo el simpático título global de Pecados de juventud. Intercaladas entre Albéniz y Granados, escuchamos dos de estas páginas pianísticas y apreciamos que, por supuesto, no son pecados, sino música muy bien hecha y demostrativa de la fina sensibilidad musical de Alicia, la misma que aplicó a sus modélicas interpretaciones del gran piano europeo clásico y romántico.

José Luis García del Busto

Hija y sobrina de discípulas de Granados, Alicia de Larrocha (Barcelona, 23 de mayo de 1923 – 25 de septiembre de 2009) creció en un ambiente muy musical, al cual, con cuatro años de edad, se añadieron las sabias enseñanzas del continuador de la Academia Granados, Frank Marshall, su único maestro. En esta academia que, a partir de 1920, pasó a llamarse Academia Marshall, conoció a Rubinstein, Sauer, Cortot y otros grandes pianistas de la época. Aunque gradualmente fue dando pequeños recitales, su debut con orquesta lo realizó a los once años con el maestro Joan Lamote de Grignon en Barcelona (1934) y con el maestro Fernández-Arbós en Madrid a principios de 1936.

Después de 1947, empezó a ser reclamada por las sociedades de música y orquestas de Europa. Debutó en Estados Unidos en 1954, cuando Alfred Wallenstein la invitó a hacer una gira con la Filarmónica de Los Ángeles. Desde entonces, actuó asiduamente en grandes festivales dando recitales y conciertos con orquestas y directores de gran prestigio. Uno de sus recuerdos más queridos fue la colaboración con Francis Poulenc, tocando junto al propio compositor su concierto para dos pianos en Barcelona (1950); también las valiosas y entrañables colaboraciones con cantantes (Conxita Badía, Victoria de los Ángeles, Pilar Lorengar, Montserrat Caballé…), violonchelistas (Gaspar Cassadó, Mstislav Rostropóvich) y diversos grupos de cámara.

Sus giras de conciertos alcanzaron los cinco continentes, cincuenta y nueve países y ochocientas seis ciudades, llegando a realizar, a lo largo de los setenta y cuatro años de actividad concertística (1929-2003), más de cuatro mil conciertos. Se retiró de los escenarios a finales de 2003, con ochenta años.

Recibió gran cantidad de premios y distinciones, entre ellos, doctora honoris causa por las Universidades de Michigan, Middlebury College Vermont y Carnegie Melon; académica de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (1988); académica honoraria de la Real Academia de Bellas Artes de Granada (1994) y de la Academia de Bellas Artes de Sant Jordi de Barcelona (2000). Recibió el Premio Príncipe de Asturias (1994), Premio de la Fundación Guerrero de Música Española (1999), Music of the Year “Musical America Magazine” (Nueva York, 1978 y 1982), Commandeur dans l’Ordre des Arts et des Lettres de France (París, 1988), Premio UNESCO (1995) y Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes (1982), entre otros.

Su trayectoria discográfica fue reconocida con cuatro Premios Grammy (1974, 1975, 1988, 1991), tres Premios Edison (1968, 1978, 1989), dos Grand Prix du Disque (1960, 1974), dos Record of the Year (Londres, 1971, 1974), Premio Deutscher Schallplattenpreis (1979) y Premio Franz Liszt (Budapest, 1980).

La pianista guipuzcoana Marta Zabaleta obtuvo el primer premio fin de carrera en Donostia-San Sebastián con dieciséis años. Recorrió destacadas escuelas europeas −CNSM de París con D. Merlet, Escuela Reina Sofía de Madrid con D. Bashkirov y Academia Marshall con Alicia de Larrocha− alcanzando las máximas calificaciones.

Ha obtenido importantes premios en los concursos internacionales de Santander −como mejor pianista española−, Darmstadt, Jaén, Pilar Bayona y su vida concertística se desarrolla en recitales o con orquestas sinfónicas como las de Euskadi, Bilbao, Extremadura Castilla y León, Murcia, RTVE, Comunidad de Madrid, Galicia, Córdoba, Málaga, Granada, Valencia, English Chamber, Sinfónica de Londres, Sinfónica de Berlín, Reina Sofía… bajo la dirección de maestros tan relevantes como C. Davis, D. Gatti, H. Christophers, S. Comissiona, C. Mandeal, M. Venzago, G. Varga, G. Neuhold, J.C. Spinossi, G. Pelhivanian, J. Mena, D. Wilson, L. Pfaff, J.R. Encinar, J. Amigo, M. Bragado, G.I. Ramos o C. Wilkins.

Marta Zabaleta comparte escenario en música de cámara con el violonchelista Asier Polo, con quien debutó en el Carnegie Hall, con el pianista Miguel Borges Coelho o con el cuarteto Ysaie.

Ha grabado dos discos con el sello EMI sobre la obra de Joaquín Rodrigo, el concierto vasco para piano de Escudero con el sello suizo Claves, el concierto para dos pianos de M. Pompey con RTVE, Goyescas de Granados con el sello ‘La Ma de Guido’ y junto con el violonchelista Asier Polo un disco con el sello BBK y otro con IBS Classic.

Actualmente es profesora en el Centro Superior de Música del País Vasco, Musikene, y ha sido directora de la Academia Marshall de Barcelona, por expreso deseo de su antecesora, Alicia de Larrocha. Invitada como profesora a prestigiosos conservatorios europeos, entre ellos la Hoghschule de Colonia o el Trinity Laban de Londres, además de otros continentes, como en la Universidad de Bogotá o en Auckland (Nueva Zelanda).

Ha recibido la medalla de la Fundación Albéniz.

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