Academia

Mario Prisuelos

150 aniversario de la creación de la Sección de Música

Segundo concierto del ciclo organizado y presentado por La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con motivo del 150 aniversario de la creación de la Sección de Música.

Mario Prisuelos                                     piano

Programa


Carmelo Bernaola (1929-2002)
2-2-2-2—-80

Juan María Guelbenzu (1819-1886)
Mamita. Habanera
En la cuna (Canto para mi hijo)
Romanza sin palabras

Luis de Pablo (1930-2021)
A la memoria de Joaquín Turina

Joaquín Larregla (1865-1945)
¡Viva Navarra! Jota de Concierto

Federico Moreno Torroba (1891-1982)
Cuadro Goyesco

  • Preludio
  • Fandango
  • Zapateado
  • Oriental
  • Jota

El variadísimo y ameno programa que nos ofrece Mario Prisuelos está organizado por el pianista precisamente para poner de relieve los contrastes estilísticos de nuestro repertorio musical, pero estas líneas introductorias se ordenan cronológicamente.

Pianista, organista, profesor y compositor navarro, Juan María Guelbenzu (1819-1886), es un destacado representante de la música española en el siglo romántico. Fue alumno de Alkan en París, recaló en Madrid como organista de la Real Capilla y profesor de la Reina María Cristina, como luego lo sería de Isabel II, que fue su protectora. Tras estallar la revolución de 1868, abandonó Madrid por San Sebastián y París, regresando a la llegada de Amadeo de Saboya. Participó activamente en el inicio de una actividad concertística estable en Madrid, difundiendo la gran música centroeuropea pianística y de cámara. Como compositor, su estilo deliciosamente romántico y salonesco se pone de relieve muy bien en la habanera Mamita que aquí se va a escuchar.

También navarro, Joaquín Larregla (1865-1945) fue pianista de aplaudida carrera en España y varios países europeos, así como compositor fundamentalmente de obras para su instrumento, el piano, aunque en su catálogo encontramos música vocal, orquestal e incluso alguna zarzuela. Lo cierto es que su producción creativa no ha trascendido, si exceptuamos la brillante jota titulada ¡Viva Navarra! concebida inicialmente para banda, pero que se ha difundido más en la versión pianística que rememoramos en este concierto.

Del enorme catálogo de Federico Moreno Torroba (1891-1982) -por cierto, yerno de Joaquín Larregla- se aprecia sobre todo la música teatral, así como la orquestal, la guitarrística…, pero en absoluto es desdeñable la música para piano del maestro, aquí representada por Cuadro goyesco, un prototipo de suite española a la manera que practicaron tantos compositores-pianistas del nacionalismo hispano. Consta de cinco movimientos de los cuales el segundo –Fandango– evoca sones boccherinianos y pinturas goyescas, mientras que el final -una brillante Jota– alude al suelo natal del propio Goya.

Nos va a resultar doblemente emotivo escuchar aquí 2-2-2-2—–80, primero porque fue la aportación de Carmelo Bernaola (1929-2002) al concierto que en este salón de actos se llevó a cabo en 2001 como felicitación a quien entonces era director de la Academia, don Ramón González de Amezúa, al cumplir sus 80 años de edad. El intérprete del estreno fue otro ilustre académico músico, el pianista Manuel Carra. Por añadidura, la audición va a resultar emotiva sabiendo que se trata de la última composición del maestro Bernaola y que seguramente es portadora de algunas claves íntimas: hoy no podremos escuchar el último de los cuatro movimientos que la integran (el cuarto 2 del enigmático título), que es una especie de lenta, sutil y sombría marcha fúnebre, sin pensar en que Carmelo intuía su próximo fin…

Si, como veremos enseguida, la pieza de Cristóbal Halffter aquí programada contiene una referencia a Albéniz, la obra de Luis de Pablo (1930-2021) que escucharemos en este concierto manifiesta desde el título la referencia a otro grande del piano nacionalista español: Joaquín Turina. Y también aquí la motivación proviene del encargo: en 1982 se recordó al maestro sevillano con motivo del centenario de su nacimiento y el Ministerio de Cultura encargó a varios compositores del momento obras pianísticas que cumplieran este fin. Luis de Pablo tituló su aportación A la memoria de Joaquín Turina, y esta fue la pieza que más tarde se editaría abriendo el primero de los Cuadernos de obras para piano que De Pablo publicó a lo largo de sus años de madurez.

El ser humano muere solamente cuando lo olvidan es obra escrita por Cristóbal Halffter (1930-2021) por encargo de la Fundación Albéniz en memoria del gran pianista Arthur Rubinstein. Siendo música que responde a la profunda personalidad del autor, en su curso hay un gesto referido al hecho del encargo: se trata de la cita de la Córdoba de Albéniz que tantas veces interpretó Rubinstein. No parece ocioso recordar que El ser humano muere solamente cuando lo olvidan, de Cristóbal Halffter, se escuchó en esta misma sala -en versión de su hijo Pedro- en ocasión solemne y reciente: la sesión necrológica que esta Academia ofreció el pasado año en memoria del gran compositor madrileño.

José Luis García del Busto

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