Academia

Vigencia de Barbieri

La Academia presenta un coloquio en torno a la figura de Francisco Asenjo Barbieri como músico y académico

¿Vigencia de Barbieri? Total y absoluta. En primer lugar por la autoría de una música extraordinaria – léase (o mejor escúchese sin ir más lejos El Barberillo de Lavapiés), un sentido dramático de primer orden, que ha sido envidia de muchos compositores considerados más sesudos, más “trascendentes”; admiración de intelectuales que han tenido la extraordinaria visión de reconocer que en el entretenimiento, en el oficio, puede haber mayor profundidad que en algunas grandes disquisiciones, circunloquios y logomaquias muchas veces oscuras, crípticas y plúmbeas. Una música, la de Barbieri, que por su calidad trasciende su adscripción a una época determinada.

Pero la principal vigencia de Barbieri es por su permanente postura crítica ante cualquier tipo de imposición no razonada, simplemente impuesta, viniera de quien viniese. Así su negativa a formar parte de la docena de artistas del mundo musical nombrados por decreto el año 1873 por la Presidencia de la República como miembros fundadores de la recién creada Sección de Música de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Su reiterada negativa pese a la Orden del Gobierno desestimando su dimisión (en realidad la no aceptación del nombramiento). Y a partir del pleno académico del trece de octubre del primer año de existencia de la Sección de Música, 1873, su incorporación activísima, tanto que en más de una ocasión alguna intervención suya fue la causa de lo que José Subirá, en su Crónica del Primer Decenio de la Sección de Música despacha con claridad: “Se promueve una escaramuza, con su tiroteo.”

En fin, nada que entrase en contradicción con lo que era el pan nuestro de cada día en el mundo de la zarzuela: la crítica y sátira política de actualidad. No olvidemos que Pan y Toros, estrenada en el Teatro de la Zarzuela en 1864, tres años después y tras una ininterrumpida serie de éxitos, fue retirada de los escenarios por orden de Isabel II. ¿Puede o no hablarse de vigencia?

José Ramón Encinar

Intervienen


José Luis García del Busto, musicólogo, académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
Miguel Ángel Marín, catedrático de Música en la Universidad de La Rioja y director del Programa de Música de la Fundación Juan March
Emilio Casares, musicólogo y biógrafo de Barbieri

José Luis García del Busto, discípulo de Federico Sopeña y de Enrique Franco, ha desarrollado una larga labor como redactor y presentador de programas musicales en RNE, profesor, conferenciante, autor de libros referidos a la música española y de innumerables artículos y ensayos sobre temas musicales diversos. Trabajó junto a Tomás Marco en la dirección del CDMC. Es miembro correspondiente de las Reales Academias de Bellas Artes de Granada, Sevilla, Barcelona y Valencia, y numerario de la de Madrid desde 2013. 

Miguel Ángel Marín (Úbeda, 1972) es catedrático de Música en la Universidad de La Rioja y Director del Programa de Música de la Fundación Juan March. Doctor por la University of London, es autor de decenas de artículos académicos y una quincena de libros y ediciones, entre los que destaca El “Réquiem” de Mozart. Una historia cultural (Acantilado, 2024). Sus campos de investigación se centran en la música en España en los siglos XVIII y XIX y en los concert studies.

El Doctor Emilio Casares (Oviedo 1943) ha inaugurado hasta en tres ocasiones puestos inexistentes hasta su llegada. Lo fue ocupando la primera cátedra española de Historia de la Música en 1972 en la Universidad de Oviedo. Doce años después, en la misma universidad se creó la primera cátedra de musicología en nuestro país, con lo cual la disciplina, la musicología adquiría un rango académico injustamente inexistente hasta ese momento. Fue pues, Emilio Casares el primer catedrático en España de la disciplina a la que ha consagrado la inmensa mayoría de su tiempo.  

En 1989, el Ministerio de Cultura a través del INAEM, con el amparo de la Universidad Complutense y más tarde la incorporación de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, creó el Instituto Complutense de Ciencias Musicales cuya finalidad fue, y es primordialmente la recuperación del patrimonio musical a través de publicaciones, documentación musical y formación de nuevos investigadores. Su primer director fue el Doctor Casares hasta su jubilación. 

Entre sus incontables trabajos en forma de ensayos y libros que superan a treintena, Emilio Casares ha dedicado atención especialísima a la figura del compositor Francisco Asenjo Barbieri de cuya extensa biografía es autor, además de editor de sus escritos, lo que le convierte sin duda ninguna en el máximo conocedor de la vida y obra del gran hombre de cultura y comprometido con su tiempo, D. Francisco Asenjo Barbieri. 

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