Exposición

Álvaro Delgado (1922-2016) Centenario de un pintor

La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando presenta una exposición antológica del pintor y académico Álvaro Delgado Ramos en el centenario de su nacimiento. La muestra ha sido comisariada por el profesor Víctor Nieto Alcaide, académico delegado del Museo, y por el crítico Tomás Paredes, presidente de honor de la Asociación Española de Críticos de Arte/AICA-Spain.

Constituye una gran satisfacción para la Academia realizar una exposición dedicada a un pintor que fue uno de sus miembros más ilustres. Álvaro Delgado Ramos fue elegido académico en 1973 e ingresó al año siguiente en la Corporación con el discurso El retrato como aventura polémica, un tema íntimamente ligado a su pintura, en la que el retrato ocupa un lugar destacado.

Celebrar una exposición dedicada a un académico es un acto importante porque permite ver lo que fue en realidad la labor del artista dentro y fuera de la Academia, más cuando su obra constituye un ciclo y un capítulo cerrado. La exposición pone de manifiesto, por otra parte, la evolución seguida por la Academia, que de ser un baluarte conservador de la tradición pasó a ser una institución receptora y divulgadora de todas las realizaciones del arte nuevo, en sus múltiples expresiones.

La tarea de los académicos abarca un amplio número de actividades. Hasta su fallecimiento en 2016, Álvaro Delgado desempeñó una importante función en la Academia, en la que hay que destacar su labor al frente de la Calcografía Nacional entre 1989 y 2006, aportándola un profundo impulso renovador y situándola como uno de los más influyentes centros de referencia en arte gráfico.

En su actividad como pintor desarrolló una intensa e ininterrumpida producción, siendo uno de los protagonistas de la modernidad en la pintura española después de la Guerra Civil. Sus primeros pasos en la pintura se orientaron hacia el paisaje y a establecer un reencuentro con la Escuela de Vallecas, creada por Alberto Sánchez y Benjamín Palencia. Con este último, en compañía de otros pintores, se planteó un redescubrimiento del paisaje mesetario central, árido y áspero.

A lo largo de su dilatada trayectoria, Álvaro Delgado fue siempre un pintor figurativo, de una figuración orientada hacia una modernidad moderada e independiente de las tendencias radicales. Desde el principio de su actividad, el paisaje fue una de sus principales preocupaciones. A lo largo de su carrera realizó innumerables paisajes, entre los que tienen una especial relevancia los dedicados a Asturias y a la Meseta, como los de Olmeda de las Fuentes.

Además del paisaje, un género que le permitía actuar con una dicción libre y sin cortapisas, también acometió numerosos bodegones y, sobre todo, retratos, a los que dedicó, como se ha dicho, su discurso de ingreso en la Academia. El tema del retrato en la pintura de Álvaro Delgado constituye un capítulo aparte. El retrato ha sido una preocupación constante y, podríamos decir, casi obsesiva, en su propuesta artística. Hasta el punto de que sus obras forman una auténtica galería de personajes de su tiempo. En ella, los retratos de sus coetáneos se entremezclan con otros dedicados a personajes fallecidos, a los que conoció o no. Porque para el artista el retrato no es sólo la representación de un personaje sino la expresión de una personalidad, de una existencia que discurrió por la vida y dejó algo más que una efigie. Por eso, en estos retratos, el pintor acentúa los elementos plásticos de la pintura por encima de los puramente representativos. Esto es algo que desarrolló hasta el límite en los de figuras del pasado, imaginados por el artista como pura pintura y en los que la referencia al retratado se reduce a un mero soporte de la pintura.

En su concepto creativo existe un aspecto importante que debe ser destacado. A lo largo de toda su producción Álvaro Delgado ha hecho pintura de la pintura, representación de la pintura, con independencia de que en el cuadro se muestre un bodegón, un paisaje o un retrato. La evolución de su pintura ha discurrido siempre siguiendo este planteamiento. Desde sus obras iniciales, más ajustadas a una representación ordenada y estructurada del tema, su obra fue evolucionando hacia una expresividad libre y espontánea que sobrepasaba toda organización constructiva. El resultado del acto de pintar desplazó a los valores de la composición e incluso de la representación, destacando como elemento primordial la figuración de la propia pintura, de su materia, de su forma y de su color. En las obras de su etapa final esta tendencia se acentuó hasta situarse en el plano de una Nueva Figuración, en paralelo a la surgida tras la crisis del Informalismo, a la que el pintor había llegado siguiendo sus propias experiencias.

Esta exposición homenaje a Álvaro Delgado no podría haberse realizado sin la colaboración de un amplio número de personas e instituciones como el vicedirector tesorero de la Academia, los miembros de la Comisión del Museo y Exposiciones, el personal del Museo, los comisarios de la muestra y sin la ayuda impagable de Álvaro Delgado Gal y de las distintas instituciones y coleccionistas que han prestado generosamente sus obras. De forma muy especial la Academia agradece a la firma Reny Picot la financiación del catálogo, aportación fundamental para que una actividad de carácter temporal y efímero como es una exposición, tenga una existencia posterior en la memoria y el tiempo.

Tomás Marco
Director de la Academia


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