Calcografía Nacional

Las cajas de Ámsterdam Kati Horna y Margaret Michaelis en la guerra civil

Al estallar la guerra civil y con ella la experiencia revolucionaria en Barcelona, un grupo de anarcosindicalistas extranjeros en colaboración con la Confederación Nacional del Trabajo y la Federación Anarquista Ibérica (CNT-FAI) crearon la Oficina de Propaganda Exterior a cargo del anarcosindicalista alemán Augustin Souchy.

Emplazada en el cuarto piso de la casa CNT, en la Via Durruti de Barcelona (actual Via Laietana), la Oficina pretendía tejer una red internacional de ayuda en el exterior, especialmente en los países más cercanos, que pudiera tener repercusión directa en el trascurso de la guerra. Con ese objetivo, y desde las primeras semanas de conflicto, se creó una Sección Gráfica que dio prioridad a la fotografía como arma de propaganda. Muy conscientes del poder de la imagen, crearon un archivo fotográfico que fue ampliándose según iba avanzando la contienda. Aquellas fotografías, la mayoría tomadas en Barcelona, vieron la luz en forma de sellos, postales, carteles… Pero también ilustraron libros, álbumes y aparecieron publicadas en la prensa confederal, destacando los periódicos Solidaridad Obrera y Tierra y Libertad y las revistas Tiempos Nuevos, Mujeres Libres y Umbral.

La Sección Gráfica trabajó con fotorreporteros establecidos en Barcelona como Antoni Campañà (1906-1989), Pérez de Rozas (1893-1954) y Finezas (1889-1957), quienes vendían sus fotografías a la organización. Sin embargo, desde el principio contó con el compromiso y la militancia de dos extranjeras judías, la polaca Margaret Michaelis (Dziedzice, 1902-Melbourne, 1985) y la húngara Kati Horna (Budapest, 1912-México, 2000). Las dos fotógrafas, en un mundo de hombres, lograron adaptarse a las urgencias impuestas por la guerra. Mientras las fotografías de Michaelis en 1936 documentaron la revolución social en sus meses de plenitud; las de Horna, en 1937, denunciaron la campaña de propaganda y difamación lanzada por Franco contra los antifascistas y especialmente contra los anarquistas de la CNT-FAI.

Aunque no existe documentación en el archivo de la FAI que lo corrobore, durante los primeros meses de guerra, Margaret Michaelis, asentada en Barcelona desde 1933, trabajaría para la Sección Gráfica convirtiéndose en la fotógrafa de confianza. Prueba de ello son los viajes que realizó en calidad de fotógrafa junto a la anarquista rusa Emma Goldman (1869-1940) y el anarcosindicalista holandés Arthur Lehning (1899-2000) en otoño de 1936, organizados por los compañeros de la Oficina de Propaganda.

Con el nombre de Catalina Polgare y junto a su marido, el húngaro Paul Polgare (1911-1964), Kati Horna llegó a la Barcelona antifascista en enero de 1937 para convertirse en la fotógrafa oficial de la CNT-FAI y de su agencia fotográfica, la Spanish Photo Agency, conocida entonces como Photo SPA. Una experiencia, la de la agencia, que le permitiría ver publicadas sus fotografías en revistas de proyección internacional como la británica Weekly Illustrated.

En julio del 37 Horna se trasladó a Valencia para trabajar como redactora gráfica de la revista Umbral. Dejaba atrás siete meses de duro trabajo en la Oficina de Propaganda que se vieron materializados en la publicación del álbum ¿ESPAÑA? Un libro de imágenes sobre cuentos y calumnias fascistas: el álbum de propaganda antifascistay en cientos de negativos tomados con su cámara Rolleiflex que permiten entender su mirada y su relación con los anarquistas.

A mediados de 1938, Kati Horna viajó a París para conseguir material fotográfico, escaso en Barcelona, y ya nunca regresó. Estando en París con su compañero de entonces José Horna (1909-1963), de quién tomó el apellido por el que hoy se la conoce, la pareja decidió exiliarse a México y empezar una nueva vida. Una decisión que supuso para Kati Horna, muy a su pesar, la pérdida de su archivo fotográfico, afortunadamente localizado en el Archivo de la Oficina de Propaganda de la CNT-FAI.

Justo antes de acabar la guerra civil en abril de 1939, la CNT-FAI lograba salvaguardar sus archivos enviándolos al Instituto Internacional de Historia Social de Ámsterdam. Almacenados en cuarenta y ocho cajas de madera, conocidas en la época como “las cajas de Ámsterdam”, salieron de la casa del Comité Regional de la CNT de Barcelona, y tras un largo viaje con parada en París, Harrogate y Oxford, llegaron por fin a Ámsterdam en 1947.

Ya en el Instituto, los archivos permanecieron cerrados durante más de treinta años en los que la CNT sobrevivió en clandestinidad hasta la muerte de Franco. Fue en los años ochenta cuando se organizó el material y se realizaron los inventarios, quedando relegado a un segundo plano el material fotográfico procedente de la Oficina de Propaganda de la FAI. El archivo fotográfico permaneció prácticamente invisible hasta 2016, cuando se organizaron sus fondos y se abordó y publicó su inventario.

Tras una rigurosa investigación por la historiadora del arte y comisaria de la exposición, Almudena Rubio, fue identificado el legado de Kati Horna y Margaret Michaelis. Por un lado, los celuloides de 35 mm de la cámara Leica de Michaelis. Y, por otro, quinientos once negativos de 6×6 mm de la cámara Rolleiflex de Horna.

La exposición recoge el legado inédito de ambas fotógrafas, un viaje visual que la comisaria refuerza con documentos inéditos de la época que ayudan a entender la trayectoria de las dos reporteras durante la guerra. La muestra incluye más de un centenar de fotografías (originales de época y copias modernas) procedentes del archivo fotográfico de la CNT-FAI depositado en el Instituto Internacional de Historia Social de Ámsterdam,y se proyecta por primera vez el fragmento de película filmado probablemente en el frente de Aragón, encontrado junto al resto del material. Asimismo, se exhibe una de las cuarenta y ocho cajas en las que fueron almacenados los archivos, en el empeño de los anarquistas por salvaguardar su legado y su memoria.

Respetando el orden cronológico, la exposición comienza con el estallido de la guerra civil y la revolución social en Barcelona en una sección dedicada a Margaret Michaelis, presentando sus fotografías tomadas en Barcelona, Huesca y Valencia. Kati Horna toma el testigo de Michaelis a su llegada a Barcelona en enero de 1937. Sus fotografías tomadas en Barcelona y en el frente de Aragón son testimonio de los siete meses en los que la fotógrafa húngara trabajó como asalariada de la CNT-FAI.  
Margarethe Gross nació en una familia judía el 6 de abril de 1902 en Dziedzice, un pueblo del viejo Imperio austrohúngaro. Estudió fotografía en Viena y en 1928 se trasladó a Berlín. A finales de 1932 abrió su estudio Photo Gross. En esa época conoció al anarcosindicalista alemán Rudolf Michaelis (1907-1990). Activos en la lucha antifascista de la ciudad, serían detenidos. En 1933 se casaron y Margaret tomó el apellido Michaelis, por el que hoy se la conoce.

Huyendo de los nazis a finales de 1933, llegaron a la Barcelona republicana y fueron acogidos por la pareja de anarcosindicalistas alemanes, Helmut (1903-1966) y Dora Rüdiger (1899-1922), amigos y compañeros del Grupo DAS (Deutsche Anarcho Syndikalisten), muy activo durante la guerra. Margaret Michaelis abrió su estudio fotográfico en la calle de Rosselló y, tras separarse de Rudolf en 1934, se estableció en la avenida República Argentina 218 con el nombre Foto-Elis. Comenzó a trabajar con el Grupo de Técnicos para el progreso de la Arquitectura Contemporánea (GATCPAC) destacando su reportaje del barrio chino barcelonés.

Al estallar la guerra civil retrató con su cámara Leica el ambiente revolucionario de Barcelona y rápidamente se convirtió en la fotógrafa de confianza de los anarquistas. Fotografió la retaguardia colectivizada y su trabajo para la CNT-FAI se vio marcado por la llegada de la anarquista Emma Goldman (1869-1940) en su primer viaje a la Barcelona antifascista en septiembre de 1936. Juntas, viajarían primero a Aragón y más tarde a Valencia, documentando aquellos viajes en cientos de negativos de 35 mm.

Sus fotografías fueron publicadas en periódicos como Solidaridad Obrera, L’Espagne Antisfaciste; en las revistas Umbral y Mujeres Libres y en el primer álbum de propaganda lanzado por las oficinas, el álbum 19 de julio 1936 España. Asimismo, colaboró con el Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya y algunos de sus reportajes fueron publicados en el álbum Madrid y en la revista Nova Iberia, lanzados por el organismo catalán.

A principios de 1937, tras conseguir el divorcio con Rudolf, y coincidiendo con la llegada de Kati Horna a la Casa CNT, Michaelis abandonó Barcelona y viajó a Viena, Polonia, Londres y finalmente emigró a Australia en 1939, estableciéndose como fotógrafa por tercera vez en un país desconocido.

Después de su muerte en 1985, su obra, incluyendo algunas fotografías procedentes de la guerra civil, pasó a formar parte de la colección de la National Gallery de Australia. Sin embargo, su mayor legado procedente de la guerra española ha sido identificado en el archivo de CNT-FAI en Ámsterdam.
Katalin Deutch Blau nació el 19 de mayo de 1912 en el seno de una familia judía en Budapest. Activa en el movimiento de izquierdas de la ciudad, conoció al también fotógrafo húngaro Robert Capa (1913-1954) y al que se convertiría en su primer marido, el húngaro Paul Partos (1911-1964). En 1929 Katalin y Partos se trasladaron a Berlín y formaron parte del “grupo de estudio de crítica al marxismo”, organizado por el anti-estalinista Karl Korsch (1886-1961). Tras la llegada de Hitler al poder, la pareja regresó a Budapest, se casaron, y Katalin decidió estudiar fotografía en la escuela del consagrado fotógrafo József Pécsi (1889-1956). Sin embargo, pronto se trasladaron a París.

En el París de la bohemia sobrevivieron gracias a los trabajos de Katalin (series del Mercado de las pulgas y los Cafés de París). Allí les sorprendió la guerra civil española. En otoño del 36, Partos colaboró con L’Espagne Antifasciste dependiente de la CNT. Fue entonces cuando conocieron al dibujante judío alemán Wolf (Wolfgang Burger, 1917-1940), con quien Katalin llevaría a cabo sus conocidas series satíricas contra Hitler protagonizadas por huevos y objetos.

En enero del 37, Katalin y Partos (bajo el seudónimo de Paul Polgare), seguidos de Wolf, decidieron trasladarse a Barcelona. Con el nombre de Catalina Polgare comenzó a trabajar como fotógrafa oficial de la CNT-FAI con un salario de 84 pesetas por semana que mantuvo hasta su traslado a Valencia en julio de ese mismo año. Siete meses en los que tomó fotografías en Barcelona y viajó en dos ocasiones al frente de Aragón, configurando el archivo identificado en Ámsterdam. Al mismo tiempo, con la ayuda de Partos, creó la Spanish Photo Agency, Photo SPA, de la que sería la fotógrafa principal. Junto a su colega Wolf, empleado también en las oficinas, Catalina llevó a cabo el segundo álbum de propaganda ¿ESPAÑA? lanzado por la CNT-FAI.

En julio se trasladó a Valencia para trabajar en la revista Umbral. Incansable, la obrera del arte (como ella se proclamaba) viajó a Xàtiva, Silla, Vélez Rubio, Gandía, Alcázar de San Juan, Madrid, Alcalá de Henares y Teruel para regresar en enero de 1938 a Barcelona y continuar con su labor en Umbral, recién trasladada a la ciudad. En la redacción de Umbral conoció al que se convertiría en su segundo marido, el anarquista andaluz y artista José Horna (1912-1964) con quien llevó a cabo algunos de sus conocidos fotomontajes.

Tras abandonar Barcelona a mediados de 1938, estando en París, Kati y José Horna decidieron exiliarse a México. Instalados en la casa de la Colonia Roma, tendrían a su única hija, Norah Horna. Bajo el nombre de Catalina Fernández dedicaría el resto de su vida a la fotografía.
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Información

  • Calcografía Nacional
  • Comisaria: Almudena Rubio
  • Martes a domingos: 10 a 15 h
  • Lunes: cerrado
  • Entrada gratuita
 

PHotoESPAÑA 2022 presenta en la Calcografía Nacional una exposición coproducida por el Festival y por la Diputación de Huesca, que recoge por vez primera las fotografías de Kati Horna y de Margaret Michaelis identificadas en el archivo de la guerra civil de la CNT-FAI depositado en el Instituto Internacional de Historia Social de Ámsterdam. A diferencia de lo que se pensaba, sus fotografías de la guerra no cayeron en manos franquistas ni desaparecieron entre las ruinas de los bombardeos; se encontraban dónde les correspondía, en el archivo del organismo para el que trabajaban: la Oficina de Propaganda Exterior de la FAI.

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